jueves, 4 de octubre de 2012

Esta vez sí que termino

Tal y como prometí (aunque con una semana de retraso según lo que yo había previsto), termino de explicar la aventura kenyana en jueves.

Al terminar el asunto de los caballos, nos fuimos con el conductor que ya se estaba convirtiendo en colega nuestro (no dudo que si algún día volvemos por allí llamaremos al mismo conductor...), rumbo a Nairobi, donde cogíamos un avión a las tantas de la madrugada.
Cuando llegamos a Nairobi nos encontramos con todo el follón de coches que hay por allí entre las 7 de la mañana y las 9 de la noche, aproximadamente. Así que, como habíamos quedado con mi hermano y su mujer para comer en la universidad, nuestro amigo conductor nos llevó por un "atajo", que evidentemente no nos hizo llegar a la hora prevista. Por suerte, nos habían guardado comida caliente.
Después visitamos un poco la universidad, pero todo esto no era más que una forma de hacer tiempo, así que me voy a saltar unas cuantas horas hasta llegar a la cena.

Ese día nos fuimos a cenar al Carnivore, un restaurante creado esencialmente para turistas: el ambiente, los camareros con sus "disfraces", el espectáculo que te montan... Es un sitio especial. Tú llegas, te sientas y te explican: tienes una banderita en el centro de la mesa, que se mantendrá de pie mientras quieras seguir comiendo; cuando la bajas, dejan de servirte. En la mesa también hay varios tipos de salsas, para los diferentes tipos de carne. Empiezan sirviéndote alguna sopita o algo para que vayas calentando motores, pero un autóctono que llevábamos con nosotros ya nos avisó de que no nos llenáramos con eso, que luego venía lo bueno. ¡Y tanto si vino!
De repente llega un camarero con un enorme pincho de carne y te dice: "¿ternera?". Y te echa un trozo. Al rato viene otro: "¿cordero?". Y otro: "¿cerdo?". "¿Albóndigas de avestruz?". "¿Cocodrilo?".
Es imposible decir que no, y allí estuvo nuestro error. Al comer tan deprisa (venían muy seguidos los camareros y apenas te dejaban tiempo para comer), te llenas enseguida, así que hemos planeado una estrategia para la próxima: comer de la primera carne que te ofrezcan, con calma, y decir que no a las 3 ó 4 que vengan a ofrecerte luego. Cuando hayamos terminado, pedir un poco de lo que vengan a darte, y así hasta que te llenes, pero disfrutándolo más. Aun así, un buen sitio.

Y aquí termina mi relato, un mes y medio después de haber terminado la aventura. Siento no tener fotos de este último día.

1 comentario:

Maria Boadas dijo...

Quines aventures per Kenya...molt divertides!