sábado, 23 de marzo de 2013

Fallas, pasodobles y borrachera

El fin de semana pasado estuve por primera vez en las Fallas de Valencia. Mi hermano vive allí, y lleva ya varios años invitándome a ir. La idea inicial era que me llevara el saxo y me colara entre su banda para tocar, pero no hice los deberes: no me miré las partituras que me pasó, así que llegamos a la conclusión de que lo mejor sería no meterse.
Aun así, disfruté un montón. Recorrí las calles de Valencia al lado de su banda, escuchando una música que para mí era desconocida hasta hace bien poco: los pasodobles. ¡Qué maravilla! Mientras yo paseaba así por Valencia, visitando las fallas, escuchando a las bandas, viendo los "desfiles" falleros, pensaba en la enorme cantidad de gente que se pierde esta parte de las fiestas. Esos que únicamente van a Valencia a ver los focs, entre litros de alcohol, y que se pasan las mañanas durmiendo mientras ocurre la verdadera fiesta. Cada uno tiene sus gustos. Pero lo único que puedo decir, es que la noche en la que más disfruté fue la de la ofrenda floral de la falla en la que participaba la banda de mi hermano.
Habían quedado a las 20 en la falla. Desde allí empezamos un recorrido por el barrio, tocando música de xaranga, bailando y riendo sin parar, que acabó en la misma falla. Entonces nos fuimos al bus que nos llevaría al centro de la ciudad, donde empezaba la "peregrinación". Pero íbamos con demasiado tiempo, así que nos tocó esperar durante más de media hora en el bus. Evidentemente, yo me subí al bus de la banda, e hice bien. Cuando vimos que tocaba esperar, la gente empezó a sacar instrumentos, a tocar dentro del bus, a hacer un poco el animal... Un par de megáfonos también ayudaban a animar a todo el mundo a cantar.
Por fin el bus arranca y llegamos a nuestro destino. Entonces tenemos que esperar en el puente, y la banda sigue entreteniendo a todo el mundo para que a nadie se le haga demasiado larga la espera... y por fin avanzamos. Entonces se ponen serios. Empiezan los pasodobles: Tomás Ferrús, el gato montés, Paquito chocolatero...
Y, por último, cuando llegamos hasta la Virgen, a la que se le está confeccionando un vestido de flores con las ofrendas de las falleras, el pasodoble por excelencia en esta hermosa ciudad:


(Me hubiera gustado que pudierais disfrutar de una versión en la calle, como la que pude escuchar yo, pero al menos en esta el audio es bueno...)

La vuelta fue menos animada, porque la gente ya estaba cansada después de horas y horas tocando, pero todavía había algún que otro afectado por el alcohol que seguía dando caña. Al final, llegamos a casa de mi hermano a la 1 de la madrugada, después de una noche inolvidable. Os animo a disfrutar de las verdaderas fallas.

1 comentario:

Ferran dijo...

Ei, Nico, m'alegra que t'ho passessis bé. La veritat és que em va saber greu no poder compartir més estones, però què hi farem: ara ja no em queixaré si apareixo de sobte per Madrid i ningú no em fa cas, hahaha!

La versió de València que has penjat és una benedicció: la tradicional la tinc avorridíssima a força de tocar-la (i de no ser res de l'altre món, mal que els pesi als valencians).

Per compensar això últim que he dit, afegiré que l'himne regional i el de la coronació em semblen sublims, a diferència del nostre "Els segadors". Clar que nosaltres també tenim "La santa espina", que no ha d'envejar res a ningú...

I ja callo. A reveure!