Crónica de un subcampeonato (IV y sanseacabó)

Llegamos al último capítulo de esta aventura. El capítulo más triste, pues hasta ahora todo iba sobre ruedas, y en el último partido, cuando más cerca estábamos de tocar el cielo, nos hundimos en el barro. Estoy exagerando: hicimos un gran partido, pero hubo tres factores que condicionaron el resultado; tres culpables del resultado final...

1) El entrenador: Sí. Yo mismo soy el primer y principal culpable. Llevábamos tres partidos jugados de la misma forma (con 3 defensas), y decidí que saldríamos de la misma forma. Hasta ahí no hay problema: puedes salir a la defensiva y jugar un buen partido. Pero al poco rato de empezar me di cuenta de que ellos jugaban con 3 centrocampistas, con lo que siempre tenían a un tío solo en el medio. Al verlo pensé en subir a uno de los defensas, pero tuve miedo y no lo hice. Error. La primera parte estuvimos ahogados en nuestro campo por el buen juego que dejábamos hacer a Maestranza, que no se puso por delante en el marcador gracias al partidazo de Andrés, nuestro portero.

Ahora que lo veo desde la distancia me pregunto: ¿qué pensará Mourinho cuando sale con el trivote y ve que el Barça sigue jugando como le da la gana? En fin, esto no viene al caso. Vayamos con el segundo culpable...

2) Los árbitros: Sé que es un tópico, pero dejad que me explique. Aparte del árbitro, había 2 linieres, que en mi opinión fueron los que más liaron la cosa. Después del descanso hice lo que tendría que haber hecho desde el minuto 1: subí un defensa al medio campo. Empezamos a tener más ocasiones, a disfrutar con nuestro juego... Pero en una contra, se escapa uno de ellos por la banda, tira y Andrés despeja; el rechace lo coge otro malagueño, que tira sin pensárselo dos veces, y el balón impacta en la cara de nuestro capi. Penalty. ¿Pero qué está diciendo? Así es. 1-0. Gol de penalty.

No pasa nada. Seguimos haciendo nuestro juego, y en una de estas le llega un balón a Pol en el segundo palo, que dispara alto, el balón da en el larguero, bota dentro de la portería y sale otra vez. Mítico gol fantasma que el árbitro no ve. No puede ser. En dos jugadas les han regalado un gol y nos han quitado otro. Me dirijo al linier que tengo más cerca: "Esto se lo tienes que decir tú. El árbitro no lo ve bien, porque está en línea recta, pero tú lo ves de lado, y ves como el balón bota dentro". "Muy bien", esto fue todo lo que me dijo. Vuelvo a mi sitio. Grito un poco para animar a mis chavales, que están bastante tocados. Y en otra jugada absurda, en uno de esos barullos dentro del área en los que no se ve nada, el linier levanta el banderín. El árbitro se acerca. "Ha sido penalty", le dice el asistente. En mi opinión, le pudo la presión. Sabía que el remate anterior había entrado y nos acaba de regalar una ocasión para empatar, que Charly no desaprovecha. 1-1.

Alguien podría pensar que es justo, pero yo digo que no. No es justo. En la prórroga hubo un par de manos clarísimas (involuntarias, eso sí, pero no por eso menos claras) en el área malagueña, pero el árbitro no quiso seguir ensuciando esa final, en la que todos los goles habían sido de penalty. Final de la prórroga. Vayamos a la lotería, y a los terceros culpables...

3) Los jugadores: estábamos decidiendo quién lanzaría. Mi criterio fue que tiraran los que se sintieran confiados; yo no quería obligar a nadie a tirar bajo presión. Pregunté quién saldría. Charly y Pol levantaron la mano en seguida, pero había otros jugadores, cuyos nombres voy a esconder, como también ellos se escondieron al oír mi pregunta. Son jugadores técnicos, de esos a los que les gusta tirar las faltas cuando no hay ningún tipo de presión, que desde el punto de penalty pueden poner el balón donde quieran. Pero no se atrevieron. No querían ser los culpables del fracaso (si es que lo había), y de esta forma se han convertido en culpables. No pasa nada, pero para la próxima vez habrá que ser más valiente, y asumir responsabilidades.

Sé que esto se está alargando demasiado, pero os cuento los penaltis y os dejo en paz. Empezamos tirando nosotros. Charly lo tira igual que lo había tirado antes: raso y a la derecha del portero, pero hace una paradiña que le quita potencia, y el portero se estira muy bien para detener el disparo. Tiran ellos: GOL.

Coge el balón Pol, que no está por tonterías y zumba por el centro; sin colocación, pero con mucha potencia: GOL.

Disparan ellos con la misma técnica: fuerte y al centro. El balón se va alto. Da en el larguero. ¡Sí!... Pero el rebote le da en la cabeza a nuestro portero y entra. GOL.

Penalty decisivo que tirará Turri, un tío muy tocho, pero con poca técnica. Ha sido el único valiente que se ha atrevido a tirar, así que desde aquí le quiero felicitar. Y atención al detalle: hasta ahora he dicho culpables, pero (aunque pueda parecer lo contrario) no estoy enfadado con nadie: los árbitros se equivocaron igual que se había equivocado en cuartos de final a nuestro favor, y los jugadores son chavales todavía: tienen tiempo para cambiar. Pero aquí hubo un detalle que me molestó de verdad: el árbitro se acerca a Turri y dice: "Si falla, se acaba. Si marca, seguimos", a lo que mi jugador le pide que no diga estas cosas. El árbitro sonríe y esta vez es más específico: "Si fallas, habéis perdido". ¿Pero esto qué es? Me parece un gesto muy feo...

Al final tira con poca convicción: flojita y por el centro. El portero se tira a su derecha, pero la para con los pies. Se acabó.

Hemos quedado segundos, que es mucho más de lo que esperábamos. Felicito a Maestranza por su victoria y por su comportamiento (aunque a alguno de sus jugadores se le fuera la pinza...). Después de la derrota dimos la mano al rival y tan contentos. No como en el fútbol sala, donde los dos finalistas casi terminan a puñetazos. ¡Hay que ser caballeros siempre!