viernes, 18 de octubre de 2013

De mi primer viaje por tierras polacas

El fin de semana pasado se montaron dos planes alternativos para salir de la ciudad un par de días. Uno de ellos consistía en ir a la montaña a relajarse y aunque me apetecía un montón, lo rechacé principalmente porque el grupo consistía solo de españoles (de españolas, más concretamente...). El segundo era mucho más internacional y era ir a Gdansk, una ciudad al norte de Polonia, tocando el mar báltico.

Lo más interesante del museo de ámbar
Éramos un grupo muy grande, y no salimos todos a la vez. Unos cuantos salieron el jueves por la noche. Los que teníamos clase el viernes, cogimos un tren ese mismo día a las once de la noche, y después de casi 10 horas de viaje llegamos a nuestro destino. Fuimos directos al hostal (muy chulo, por cierto. Hostal "La Guitarra", decorado con pósters de los más grandes por todos lados: Eric Clapton, Mark Knopfler, Paco de Lucía, David Gilmour... Sólo eché de menos a Brian May), pero era demasiado pronto para hacer el Check-in, así que dejamos nuestras maletas por ahí y nos fuimos a visitar la ciudad: Hala Targowa (viene a ser como el mercado, que hay en todas las ciudades), un antiguo molino, una iglesia muy destrozada por la guerra y poco reconstruida... y un museo de ámbar. Sinceramente, puedo decir que es el museo más aburrido que jamás he visitado: cuatro o cinco plantas dedicadas únicamente al ámbar. La primera te explicaba qué es eso del ámbar (si os interesa, id al museo. Me niego a explicarlo); los otros tres, todo tipo de joyas, esculturas, jarrones hecho de ámbar.
Después de comer me fui a dormir, porque el viaje en tren había sido duro. Por la noche, nos fuimos a Sopot, que es un pueblecito junto a Gdansk donde está la playa. Mala gestión. Ese sitio es demasiado turístico, y de noche no hay nada que visitar...

Y esto, amigos, es el mar báltico...
El domingo por la mañana fuimos al museo nacional de arte, y fue una suerte ir con un par de estudiantes de historia del arte que nos iban contando detalles de los cuadros que probablemente nos hubieran pasado desapercibidos. Después de esto nos fuimos otra vez a Sopot, pero esta vez a ver la playa y a sacarnos fotos por ahí... Hubo un momento de tensión al llegar allí (debían ser un poco más de las 4 de la tarde). Algunos nos moríamos de hambre, y otros preferían ir a sacarse fotos en la playa antes de que anocheciera (es verdad que en Polonia anochece antes, pero tampoco hay que pasarse...), así que el grupo se volvió a dividir, y Sara, Vicky y yo comimos en un italiano exageradamente bueno. Y nos fuimos a la playa. Nos sacamos fotos a orillas del mar báltico y volvimos a Gdansk. La nota curiosa de la tarde la pusieron unos músicos sudamericanos que estaban en la plaza principal de Sopot dando un concierto y cantando temazos como "Canta y no llores" y otros que ahora mismo no recuerdo, pero que los españoles conocíamos.
A las 10 de la noche cogimos el tren de vuelta a Wroclaw, para llegar el lunes por la mañana y así los que tenían clase el lunes podían asistir.

El resumen del viaje para mí es que estuvo muy mal organizado, y que el destino no era el más apropiado en estas fechas (estoy seguro de que en primavera/verano, esa ciudad es mucho más bonita).
8 españoles, 3 croatas, 3 belgas, 1 francesa, 1 griego, 1 escocés,
1 italiano y Dora. Faltan otra escocesa y varias portuguesas...
No está mal, ¿eh?

1 comentario:

Ferran dijo...

It sounds really interesting! Please, don't give up, go on writing!