jueves, 25 de octubre de 2012

Una para ti

Creo que el año pasado ya conté que no te gustaba que nos vistieran igual cuando éramos más pequeños, y que la gente por la calle nos preguntara si éramos gemelos, así que no lo volveré a contar. Sencillamente te dejo con una canción que sé que te gusta.




Per molts anys, Ferran!

martes, 16 de octubre de 2012

Final de una apuesta mal negociada...

Así es. Para los que todavía no se hayan enterado, ya soy libre de cortarme el pelo. Llevo casi 13 meses sin cortármelo, y ya empiezo a estar hasta las pelotas (en sentido metafórico, claro...). He ganado 20€ más, pero ha sido demasiado esfuerzo por tan poco dinero. Y es que no solamente he tenido que hacer malabares para poder asistir a la boda de mi hermano sin cortarme el pelo; no solamente he tenido que asarme de calor durante todo el verano; no solamente he tenido que aguantar las bromas de compañeros de equipo, contrincantes y aficionados. No. Por si todo esto fuera poco, la guinda de la apuesta era dejarme teñir el pelo de amarillo...

Dejando que el tinte haga su efecto...

Creo que mi cara deja claro que no me convence el
resultado final...

Pues así es. ¿En qué momento me pareció un buen negocio el sufrir todo esto a cambio de 20€? Es mejor no preguntar...

Seguramente algunos os estaréis preguntando por qué tengo el pelo naranja si tenía que ser amarillo. Pues bien: mis simpáticos compañeros decidieron decolorármelo, porque tengo el pelo demasiado negro para que quedara bien un tinte solo. Me los imagino en la tienda comprando el decolorante: "¡Eh! Mirad este de aquí. Pone no recomendado en pelo moreno o negro. Compremos este que será divertido ver qué pasa...".
Y lo compraron.

En algún momento dejaré de hacer apuestas absurdas (aunque quiero que quede muy claro que todavía no he perdido ninguna...).

jueves, 4 de octubre de 2012

Esta vez sí que termino

Tal y como prometí (aunque con una semana de retraso según lo que yo había previsto), termino de explicar la aventura kenyana en jueves.

Al terminar el asunto de los caballos, nos fuimos con el conductor que ya se estaba convirtiendo en colega nuestro (no dudo que si algún día volvemos por allí llamaremos al mismo conductor...), rumbo a Nairobi, donde cogíamos un avión a las tantas de la madrugada.
Cuando llegamos a Nairobi nos encontramos con todo el follón de coches que hay por allí entre las 7 de la mañana y las 9 de la noche, aproximadamente. Así que, como habíamos quedado con mi hermano y su mujer para comer en la universidad, nuestro amigo conductor nos llevó por un "atajo", que evidentemente no nos hizo llegar a la hora prevista. Por suerte, nos habían guardado comida caliente.
Después visitamos un poco la universidad, pero todo esto no era más que una forma de hacer tiempo, así que me voy a saltar unas cuantas horas hasta llegar a la cena.

Ese día nos fuimos a cenar al Carnivore, un restaurante creado esencialmente para turistas: el ambiente, los camareros con sus "disfraces", el espectáculo que te montan... Es un sitio especial. Tú llegas, te sientas y te explican: tienes una banderita en el centro de la mesa, que se mantendrá de pie mientras quieras seguir comiendo; cuando la bajas, dejan de servirte. En la mesa también hay varios tipos de salsas, para los diferentes tipos de carne. Empiezan sirviéndote alguna sopita o algo para que vayas calentando motores, pero un autóctono que llevábamos con nosotros ya nos avisó de que no nos llenáramos con eso, que luego venía lo bueno. ¡Y tanto si vino!
De repente llega un camarero con un enorme pincho de carne y te dice: "¿ternera?". Y te echa un trozo. Al rato viene otro: "¿cordero?". Y otro: "¿cerdo?". "¿Albóndigas de avestruz?". "¿Cocodrilo?".
Es imposible decir que no, y allí estuvo nuestro error. Al comer tan deprisa (venían muy seguidos los camareros y apenas te dejaban tiempo para comer), te llenas enseguida, así que hemos planeado una estrategia para la próxima: comer de la primera carne que te ofrezcan, con calma, y decir que no a las 3 ó 4 que vengan a ofrecerte luego. Cuando hayamos terminado, pedir un poco de lo que vengan a darte, y así hasta que te llenes, pero disfrutándolo más. Aun así, un buen sitio.

Y aquí termina mi relato, un mes y medio después de haber terminado la aventura. Siento no tener fotos de este último día.