domingo, 30 de marzo de 2014

Partido en un patatal con un detalle bonito

Ayer, sábado, fui con un vasco, un gallego, un madrileño, un australiano y un croata a jugar un partidillo de fútbol contra unos polacos. El sábado de la semana pasada ya fuimos, y aunque el campo estaba muy lejos y era de los peores en los que he jugado, aunque dijimos que no volveríamos a ir, ayer volvimos.
Cuando llegamos al campo (acompañados de tres polacos), vimos que había un grupo de polacos haciendo una pachanga, así que les propusimos un partido. 9 vs 9, con porterías de fútbol 7, con las dimensiones del campo señaladas con mochilas, sin tacos y en césped "natural". Como era de esperar, desastre total. Los polacos por lo general juegan bastante mal, pero el simple hecho de llevar tacos y no resbalar en cada carrera, ya da mucha ventaja. Además, empecé a calentarme porque uno de los autóctonos de nuestro equipo jugaba sin ganas, con las manos en los bolsillos de su horrendo bañador, y así no se puede. Puedes jugar mejor o peor, pero si no tienes ganas, quédate en casa. No vengas a molestar, por favor.


Cuando el rival consideró que ya habíamos tenido suficiente, la mayoría se fueron, y llegaron un macarra y su hermano pequeño, de 13 años, para juntarse con nosotros. Montamos una nueva pachanga: 6 vs 5, polacos vs international, y la cosa mejoró un poco. El macarra y su hermanito jugaban muy bien, aunque eran un poco pipas, que dicen en Altamira (no sé si en el resto de Madrid también, pero yo sólo lo he oído allí...). En uno de los parones porque el balón se había ido lejos, el macarra me preguntó por mi camiseta. Le dije que era de Osasuna, un equipo pequeño pero aguerrido del norte de España, y me dijo que lo conocía y le gustaba mucho, cosa que me sorprendió. Un par de goles más y el macarra decidió que se iba a casa, dejando allí a su hermano. Seguimos jugando y en unos 5 minutos aparece el macarra otra vez en su BMW, se baja y se me acerca con dos camisetas del Śląsk Wrocław en la mano. Dijo algo en polaco, que entendí como "esto es un regalo". Se lo agradecí, le di un abrazo, dejé las camisetas al lado de la portería y me volvía a poner a jugar, cuando Marko, el croata, que estaba de portero, me dice "creo que deberías darle tu camiseta...". Miré hacia el BMW, y vi que el macarra estaba esperando, que no se iba. Me dolió, pero me quité la camiseta de Osasuna, me puse la del Śląsk y me acerqué a mi "amigo". Le pregunté si la quería, y me dijo que sí, así que se la regalé, y le di la mano y un buen abrazo, como los profesionales al acabar los partidos (los de verdad, no los de Barça y Madrid...). Y cuando ya volvía al partido me dice: "Will you remember me?". Después de quedarme bloqueado un momento por un comentario tan romántico en un momento tan poco apropiado le respondí algo así como "por supuesto, pero... ¿cómo te llamas?". "Kamil", respondió. Pues aquí queda la anécdota y el nombre. Para que nunca se me olvide.

miércoles, 19 de marzo de 2014

¿Día del padre?

19 de marzo, solemnidad de san José. Día del padre. ¿Día del padre? Que yo recuerde, nunca hemos celebrado esta fiesta como "día del padre" en mi casa. Creo que nos han educado lo suficientemente bien como para saber lo que debemos, y por eso todos los días agradezco los padres que tengo, y no sólo cuando me lo dice el Corte Inglés...
Así pues, no voy a hablar de mi padre, sino de mi familia en general. (Dadle al play y seguid leyendo, que no hay vídeo, sólo música).


Para aquellos que no lo sepan, soy el pequeño de 6 hermanos. Mi hermana mayor estuvo trabajando durante un tiempo en la Universidad de Piura, en Perú; el siguiente ha vivido 5 años en Jerusalén y otros dos en el Líbano; la otra chica estudió un máster en Estados Unidos; Marc se casó en Kenya con una autóctona y quién sabe si algún día se irá a vivir allí; por último, el que me precede acaba de presentar su proyecto de fin de carrera en Japón. Con una familia así, es obvio que me fui de Erasmus a Polonia sin ningún miedo. ¡Llevo la aventura en la sangre! Además, ya llevaba tres años viviendo en Madrid, lejos de mis padres, así que aunque esta vez me iba bastante más lejos, la experiencia no era del todo nueva para mí. Hasta Navidad aguanté más o menos bien, aunque al volver ya empecé a ver que no sería capaz de aguantar mucho más tiempo en Polonia, así que en febrero me puse a viajar: Londres, Edimburgo, Madrid y Pamplona. Y se acabó el dinero. Ahora estoy atrapado en este país, y poco a poco se acerca la Semana Santa.

Mi primera idea para esas fiestas era volar a España e irme con la gente del Club Altamira a algún torneo de fútbol, pero mi economía y el deseo de hacer el Curso Intensivo de Interpretación de Jana Producciones en julio me hicieron modificar mis planes. Había que quedarse en Wroclaw. Y entonces, cual hijo pródigo, me di cuenta del tesoro que tengo en Catalunya. Aunque después de haber estado viviendo la Semana Santa en sitios como Granada, Fátima o Roma, un pueblo como Sant Pol se queda pequeño y soso, no me vi capaz de quedarme aquí, con todos los oficios en polaco, sin entender una palabra de los sermones, sin procesiones... Ni hablar. ¡Me voy a casa! Además, creo que todo aventurero necesita regresar al hogar de tiempo en tiempo, y por eso, aunque mi familia parece estar desperdigada por todos los rincones del mundo, siempre encontramos algún momento para coincidir todos, ya sea allí, en Israel, en Kenya o quién sabe dónde...

lunes, 10 de marzo de 2014

Uno de esos días...

Hoy es uno de esos días. Ahora hacia ya un par de semanas que no me sentía así, pero desde que volví de las vacaciones de Navidad tengo días malos, en los que me gustaría mandar Polonia y el Erasmus a tomar viento y volver a casa. Volver a Madrid. Hoy es uno de esos días.

No es por nada en especial. Sencillamente tengo mucho tiempo libre, y pienso en qué hago aquí... y no soy capaz de responderme. Ahora he empezado a trabajar dando clases de español a pequeños grupos de polacos, y esas clases me animan muchísimo, pero no duran eternamente. Esta mañana he tenido una de las mejores clases hasta el momento. Saliendo de allí podía comerme el mundo. Pero llegas a la residencia otra vez. Te pones con el proyecto otra vez, un proyecto que no te entusiasma, y del que no entiendes prácticamente nada. No sabes qué estás haciendo exactamente, y para colmo los resultados que obtienes no concuerdan con lo que observas. Y te hundes, buscas refugio en otras cosas, que tampoco terminan de salir bien. Acudes a los amigos, y parece que no responden. A los padres... y su recomendación es que escribas una entrada optimista en el blog. Pues aquí va. Dejaré que sea la música, mi más mejor amiga como diría el bueno de Forrest Gump, quien me ayude a decir lo que quiero:



Ésto es una mezcla de mis dos canciones preferidas de Matilda: When I Grow Up y Naughty. En ésta última, Matilda dice (entre otras) estas sabias palabras:

"In the slip of a bolt, there's a tiny revolt.
The seeds of a war in the creak of a floorboard.
A storm can begin, with the flap of a wing.
The tiniest mite packs the mightiest sting!
Every day, starts with the tick of a clock.
All escapes, starts with the click of a lock!
If you're stuck in your story and want to get out
You don't have to cry, you don't have to shout!

'Cause if you're little you can do a lot, you
Mustn't let a little thing like, 'little' stop you
If you sit around and let them get on top, you
Won't change a thing!

Just because you find that life's not fair, it
Doesn't mean that you just have to grin and bear it!
If you always take it on the chin and wear it
You might as well be saying
You think that it's OK.
And that's not right!
And if it's not right!
You have to put it right!

But nobody else it gonna put it right for me!
Nobody but me is going to change my story!
Sometimes you have to be a little bit naughty!"

Para los que no hablen inglés, lo que viene a decir es que toda gran acción empieza con cosas pequeñas, y que tú eres quien decide qué pequeña acción vas a hacer para cambiar lo que ves que no está bien. Si simplemente te dedicas a llorar, gritar, patalear... no cambiarás nada.
Así que se acabó. Mis padres tienen razón. Ésta es mi vida, y voy a ser yo quien, pasito a pasito, marque el camino que seguirá. Nadie lo hará por mí.

martes, 4 de marzo de 2014

El ejemplo de Ucrania

Hace varios meses, antes de las vacaciones de Navidad, una chica de Georgia me informó de que la gente en Ucrania estaba saliendo a las calles, que llevaban días protestando sin importarles la nieve y el frío, y que era lamentable que en países como España no llegaran estas noticias. Pregunté un poco a familiares y amigos y efectivamente nadie tenía muy claro qué estaba pasando.

A día de hoy, creo que ya está todo el mundo informado, y cada vez hay más vídeos de gente que cuenta cómo ve el conflicto desde dentro. No me refiero a periodistas ni políticos, sino a ciudadanos corrientes, a los que están sufriendo en las calles. Hoy he visto en Facebook el vídeo de una chica que os dejaré a continuación, y que me ha hecho pensar en España. Está claro que ellos tienen muchos más problemas que nosotros, pero "we want to be free from the politicians, who work only for themselves; who are ready to shoot, to beat, to injure people just for saving their money, just for saving their houses, just for saving their power". ¿Acaso esto no es lo mismo que pasa en nuestro país y en tantos otros? Si subes el precio de las universidades y conviertes el estudiar en algo elitista, algo para ricos, mientras te llenas los bolsillos con el dinero de los ciudadanos, ¿qué van a hacer los estudiantes? No puedes hacer nada más que salir a la calle y quejarse. Protestar. Hacerse oír. Ojo...


domingo, 2 de marzo de 2014

Noche con alemanes

Esta semana he tenido en mi "piso" a 3 alemanes, amigos de mi compañero Tobias. Entre que he estado enfermo y que tenía otras cosas que hacer, no había salido nada con ellos. Pero ayer uno me comentó que era su cumpleaños, así que a eso de las 20:30 nos fuimos los 5 a tomar unas cervezas. Empezamos en el Bierhalle, un bar bávaro en el centro de Wroclaw, con cerveza artesanal muy buena (y no muy barata, por ser Polonia). Axel, el alemán que cumplía años, me contó que en Alemania es típico invitar a una ronda cuando es tu aniversario, así que pidió un barril de 5 litros de cerveza que nos tomamos mientras hablábamos de política y matemáticas. Otro de los invitados se pidió aparte un chupito de tequila, que le costó 12zl (unos 3€). Yo, como buen amante del tequila, le dije que conocía un garito donde por ese precio tenías 4 chupitos. No hizo falta decir nada más para ir allí en cuanto terminamos el barril.

Llegamos al sitio en cuestión y Anthony (el que había pedido el tequila en el otro sitio) pidió 4 (porque Axel no quería). Como eso se acaba muy rápido y en ese garito no hay nada que hacer, Anthony pidió otros 4 y una cerveza para Axel. Allí me acerqué a Tobias, porque empezaba a sentirme incómodo por no hacer ni siquiera el amago de pagar mi parte, y le pregunté si debía invitar yo a esa ronda. Me dijo que no me preocupara, que Anthony se sentía feliz porque el tequila era baratísimo, y me informó de que sus 3 amigos tenían muy buenos trabajos en Alemania y ganaban un dinero importante. En ese momento vi claramente por dónde iría la noche...

Después de otras dos rondas de chupitos pagados por Anthony, decidimos cambiar de local, y fuimos a la antigua prisión de Wroclaw, donde hay un bar muy interesante que todavía no tenía localizado. Allí fue Tobias el que invitó a cervezas para todos (medio litro, que es la medida estándar en Polonia...), y Axel pidió algo que había visto en la carta el día anterior y le hizo gracia pero no se había atrevido a probar. Resultó que eran cuatro chupitos de vodka con limón y vainilla. Como Anthony ya estaba roncando en un sofá, nos tomamos los chupitos los otros 4. Mientras dábamos cuenta de nuestras cervezas, nos pusimos a jugar al futbolín (¿sabíais que es gratuito en casi todas partes menos en España? Yo no...). Cuando se nos acabó la cerveza alguien fue a por otras 4 y otra ronda de esos chupitos, que nos gustaron muchísimo.

A eso de las 3 decidimos despertar a Anthony para irnos de allí, y los alemanes decidieron que era el momento de ir a un strip-club, momento que yo aproveché para decir que me iba a casa, que no podía más. Axel me dijo que si el problema era el dinero, él me pagaba la entrada y las cervezas, pero le dije que no. Que no quería ir y que me iba a casa. Nos despedimos y me fui a dormir.

Al final fueron 2 litros de cerveza, 4 chupitos de tequila y 2 de vodka con limón y vainilla sin gastarme un duro. En España diréis lo que queráis de los alemanes, pero a mí me están cayendo muy bien los que voy conociendo...