viernes, 19 de noviembre de 2010

Una de lectura


Cuando voy caminando por la vida (como Melendi) suelo andar rápido. Principalmente, porque formo parte de una sociedad en la que el tiempo parece serlo todo. Mi abuelo me contaba a menudo que antes la gente se tomaba sus paseos con mucha calma y se paraba a hablar un rato con los conocidos a los que se encontraba. Esto ya no es así (desgraciadamente). Ahora como mucho se saluda a la gente, pero en general nadie se para, a no ser que tenga algo muy importante que decir.

Pues bien, éste es el primer motivo, aunque últimamente también influyen las bajas temperaturas, a las que todavía no me he adaptado. Cuando estaba en Catalunya no notaba tanto el frío. La gente dice que es por estar al lado del mar. Puede ser.

Sin embargo, el mejor motivo ocurrió el pasado martes: iba yo andando hacia la estación de Metro, leyendo Ojalá fuera cierto y, como ya era oscuro, llegó un momento en el que no veía lo que leía. Lo que hice no fue andar rápidamente. No. Me puse a correr unos metros hasta llegar a una calle donde había mejor iluminación, y así pude seguir leyendo.
Sinceramente, de momento no me está pareciendo una obra maestra, el libro, pero había visto la película (muy divertida, os la recomiendo) y, como acababa de terminar Un mundo feliz (del que hablaré en otro post), decidí cogerlo.

Para seguir con el tema, quiero informar de que el pasado miércoles tuvimos en Moncloa una conferencia sobre el arte de esbribir, por la escritora Dª Blanca García Valdecasas, una mujer que tiene muy claro lo que quiere y cómo lo quiere. Si hubiera más gente con las ideas tan claras, creo que este blog hubiera perdido algunas entradas (lo cual sería estrictamente positivo, como la función f(x)=x^2).

1 comentario:

Joanbo dijo...

yo cada mañana paso por delante del TC y les doy los buenos días a los guardias: de 76 días que llevo en Madrid,solo me han contestado tres veces...

y sobre una función estrictamente negativa: f(x)=(-x) desde x=0 hasta x=infinito