jueves, 23 de agosto de 2012

Segundo día con los hipopótamos

El día 14, por la mañana, decidimos irnos en barca con el guía del día anterior para ver las islas que quedan enmedio del lago. Durante la travesía pudimos ver los hipopótamos más de cerca y el hocico de algún que otro cocodrilo, aunque nos avisaron de que no veríamos muchos porque el cielo estaba tapado y los cocodrilos siempre buscan el sol.
Una vez en las islas, el guía nos contó que, en una de ellas, vivía el dueño con sus 5 esposas y sus veintitantos hijos, y que en la otra, más grande, vivían una subtribu de los masai, que se dedicaban a pescar y sólo salían de la isla para vender lo que habían pescado. Pudimos encontrar algunos de los pescadores haciendo su trabajo, que rápidamente se acercaron a nosotros para vendernos pescado y pequeñas reproducciones de sus balsas, que están hechas de una madera muy curiosa que parece de goma.
Para terminar la ruta, nos llevaron a un sitio donde había montones de pájaros de diferentes especies haciendo sus nidos, cantando y alegrando la mañana a cualquiera que pasara por allí. Un espectáculo precioso, pero tuvimos que volver, porque Joana no se encontraba muy bien.

Nos tomamos la tarde con calma. Algunos fueron al pueblo más cercano para comprar fruta y unas galletas que todavía nos duran. Los demás (mi madre, Ferran, Joana y yo) nos quedamos jugando al dominó.
Necesitábamos conexión a internet, y como en el sitio en el que estábamos no había (aunque cuando preguntamos nos dijeron que sí, pero que tenían un problema...), nos fuimos a cenar a un sitio cercano que era similar al que estábamos alojados, pero donde nos dijeron que sí tenían WiFi. Sin embargo, al llegar allí con el portátil e intentar conectarme vi que no había ninguna red, por lo que pregunté qué pasaba, y me dijeron que me habían entendido mal. Que ellos tienen internet para ellos, pero no WiFi. Me molestó, porque no era la primera vez que nos trataban así, ni sería la última. Al volver a nuestro alojamiento, volvimos a tener problemas al intentar arreglar el transporte para irnos la mañana siguente a Nyeri (entre 7 y 8 horas de viaje), porque los keniatas, por lo que hemos podido observar estos días, son así por lo general: te dicen que sí a cualquier cosa para quedar bien contigo, y si luego no pueden hacer lo que les has pedido, se disculpan alegando que no te habían entendido bien y culpando a su superior. Pero la persona con la que hablas siempre te sonríe y nunca tiene la culpa de nada.
Al final, contratamos una furgoneta que vino desde nuestro alojamiento en Nyeri (alojamiento que lleva una alemana...), nos recogió en Baringo y, después de acompañarnos a Misa, nos llevó a Nyeri.

Hipopótamos...

...los ojos y el hocico del cocodrilo...

...pescadores masai...

...nidos, árboles, pájaros y mucho más!

Cuando llegamos a la isla, el guía lanzaba un pescado al agua
y se ponía a silbar para llamar al águila.
Cuando se acercaba nos avisaba diciendo "One... Two... Click!",
pero ni así conseguimos que la foto se viera bien.
Si todo va bien, mañana os cuento el viaje y la llegada allí...

3 comentarios:

quique dijo...

Qué guapada!!! Ya te has olviado de la gente, o qué!!!

Nico dijo...

Tranquilo. Tú eres inolvidable...

Anónimo dijo...

Hmm! Sembla que no t'han caigut gaire bé els keniatas...
Bonissimes les fotos!