El sábado por la mañana salimos a jugar un partido de fútbol: los nuevos contra los veteranos. Durante toda la semana nos habían ido advirtiendode que no ganaríamos, que los viejos nunca habían perdido y que harían lo posible para que siguiera así; evidentemente, nos lo tomamos como una broma.
El partido empezó muy bien, con ocasiones por ambos lados, aunque la verdad es que nos tenían bastante comido el medio campo. El míster Javi Cujó se dio cuenta y metió a otro centrocampista en detrimiento de uno de los delanteros. Entonces empezamos a mover más el balón, de un lado para otro y gracias a un buen pase de Iván y a la velocidad de Ricardo conseguimos ponernos con 1-0 a favor antes del descanso.
Al inicio de la segunda parte un cañonazo de Pepe se convirtió en el empate y acto seguido el árbitro "no vio" unas manos clarísimas ni una patada por detrás a Víctor, ambas cosas dentro de su área. Vamos, que se comió 2 penalties clarísimos. En aquel momento empezamos a ver que lo de hacer cualquier cosa para que ganaran los veteranos iba en serio. Lo de los fueras de juego podíamos perdonarlo, porque es difícil de ver, pero las penas máximas... Por si fuera poco, nos metieron el 1-2. Sacamos fuerzas de donde no las había y conseguimos empatar. Sin embargo, poco después, intenté sacar la pelota jugada desde atrás, pero me lo impidió un pisotón al tobillo en plan Ujfalusi (que, evidentemente, no fue falta), y llegó el 2-3. En ese momento no vinimos totalmente abajo, física y anímicamente, y un partido inicialmente igualado y previsto para pasárselo bien terminó en goleada (2-6) y cabreo por parte de los nuevos. La verdad es que, al menos yo, no puedo jugar un partido de futbol y que me digan que tengo que perder. Entonces, ¿para qué jugar?, ¿para qué cansarse? No me entra en la cabeza, pero ya se me pasará...
Por la tarde tuvimos unas PAM (Pruebas de Acceso a Moncloa), que hay que aprobarlas para dejar de ser novato, y después de eso un show en el que todos los nuevos tenían que hacer algo. El mejor número fue una divertida coreografíaa una canción maquinera, y el peor estuvo disputado entre el grupo musical que interpretó Knokin' on Heavens Door (en el cual tuve la desgracia de participar), y tres tíos cantando flamenco.
En el grupo musical estábamos un saxo, dos guitarras, un bateria (que no sabía tocarla, pero quería aprender) y un cantante sin ningún tipo de vergüenza. El resultado, nefasto.
Para resarcirme de mi fracaso me apunté en un grupo cómico en el que debatíamos sobre los toros: dos catalanes haciendo de paletos antitaurinos, un gallego y un cántabro interpretando dos toreros andaluces, y un gaditano como juez totalmente imparcial (como el árbitro del partido de fútbol, vamos...). En este caso el resultado fue mejor y la gente se rió bastante.
Finalmente, por la noche, pudimos tomar algunos cocktails (mojitos, americanos y gin fizz), todo muy bien ambientado con música jazz y fotos de Nueva York.
El plan del domingo fue una competición de karts, a la que no pude asistir, porque tenía partido de fútbol con Altamira (victoria, por 3-2). Ahora todo ha terminado y sólo queda ver si hemos aprobado las PAM...
(En cuanto consiga fotos de todo, las cuelgo)
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