Esta entrada la quería hacer hace ya 10 días, después de haber estado cantando villancicos con los de la Fràter, pero entre comer polvorones, turrones, felicitar el año nuevo a amigos y desconocidos, beber cava (que no es lo mismo que Champagne), no he tenido tiempo.
Evidentemente, esto no es verdad. Sí he tenido tiempo. Muchísimo, pero parece ser que cuanto más tiempo tengo, menos escribo en el blog. Si alguien sabe por qué es así, que no dude en comunicarlo.
En fin, con más de una semana de retraso voy a publicar la entrada que quería: el pasado 23 de diciembre un grupo de personas alegres y cantoras nos dirigimos al centro para discapacitados Oxalis, donde viven algunos miembros de la Fràter. Allí aparecimos con varias guitarras, un saxo, un montón de instrumentos de percusión varios, gorros de Papá Noel en cantidad indefinida, voces todavía no cascadas por las fiestas que se avecinaban, y buen humor a montones.
Empezamos con algunos villancicos en catalán, y en seguida nos dimos cuenta de que había sido una gran idea traer tanta percusión, porque así no se oía si desafinábamos...
A continuación, algunos se animaron a bailar al ritmo de nuestra música.
Después de una merecida merienda a base de turrones y polvorones (¡cómo no, siendo Navidad!), algunos villancicos en castellano. Y nuestros percusionistas seguían sin cansarse.
No sé qué más puedo añadir. Fue divertidísimo. Como dice la canción del pequeño tamborilero, no hace falta ser inmensamente rico para hacer buenos regalos en estos días. El mejor regalo que he recibido por ahora ha sido el de poder traer alegría a esa gente con tan poca cosa. Hay veces que parece que necesitemos un montón de cosas para ser felices, pero esas personas me demostraron (una vez más) que basta con dar un poco de tiempo para recibir mucho más.
Lo siento, pero una vez más el vídeo es bastante cutre. Sin embargo, la canción merece la pena...
Evidentemente, esto no es verdad. Sí he tenido tiempo. Muchísimo, pero parece ser que cuanto más tiempo tengo, menos escribo en el blog. Si alguien sabe por qué es así, que no dude en comunicarlo.
En fin, con más de una semana de retraso voy a publicar la entrada que quería: el pasado 23 de diciembre un grupo de personas alegres y cantoras nos dirigimos al centro para discapacitados Oxalis, donde viven algunos miembros de la Fràter. Allí aparecimos con varias guitarras, un saxo, un montón de instrumentos de percusión varios, gorros de Papá Noel en cantidad indefinida, voces todavía no cascadas por las fiestas que se avecinaban, y buen humor a montones.
Empezamos con algunos villancicos en catalán, y en seguida nos dimos cuenta de que había sido una gran idea traer tanta percusión, porque así no se oía si desafinábamos...
A continuación, algunos se animaron a bailar al ritmo de nuestra música.
Después de una merecida merienda a base de turrones y polvorones (¡cómo no, siendo Navidad!), algunos villancicos en castellano. Y nuestros percusionistas seguían sin cansarse.
No sé qué más puedo añadir. Fue divertidísimo. Como dice la canción del pequeño tamborilero, no hace falta ser inmensamente rico para hacer buenos regalos en estos días. El mejor regalo que he recibido por ahora ha sido el de poder traer alegría a esa gente con tan poca cosa. Hay veces que parece que necesitemos un montón de cosas para ser felices, pero esas personas me demostraron (una vez más) que basta con dar un poco de tiempo para recibir mucho más.
Lo siento, pero una vez más el vídeo es bastante cutre. Sin embargo, la canción merece la pena...
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