Prometí a un amigo politólogo, aspirante a filósofo y adicto a mi blog (o eso dice...) que, después de hablar de Los Miserables, haría una entrada sobre por qué a los jóvenes no les interesa la política (exceptuando a un par de chalados como este amigo mío, con todo el cariño de mundo). Pues bien, con un poco de retraso debido principalmente a cumpleaños varios, voy a publicar la entrada prometida.
En primer lugar, la conversación con el amigo empezó por una etiqueta de mi blog que dice "no se habla de política", y que le tiene muy intrigado, porque no sabe si se refiere a que nadie habla de política o que sólo yo puedo hacerlo. En principio, debería ser que ni yo hablara de política en el blog, porque es un tema un poco peligroso. Y entonces fue cuando me propuso que hablara de esto. ¿Por qué no interesa hablar de política? ¿El problema son simplemente los respetos humanos que nos hacen frenarnos para no herir al prójimo? Sinceramente, no lo creo.
Imagino, desde mi humilde e inexperto punto de vista que el problema es que la generación anterior a la nuestra ha vivido una situación política complicada en España; pasaron de una dictadura a una democracia, cosa que habitualmente es positiva, y por este motivo creen tener no sólo el derecho, sino también el deber de interesarse por la situación política de esta democracia.
Nosotros, sin embargo, hemos vivido siempre enmedio de un sistema sobreprotector que te prohibe cualquier diversión pensando en tu bien. Esto suena muy bonito, pero cuando te llega la mayoría de edad y, con ella ciertas responsabilidades, te planteas por un momento si todo esto es cierto. Y parece que no lo es. Corrupción, mentiras, promesas incumplidas, más mentiras, palabrería sin sentido, ataques al partido contrario, más mentiras, dinerodinerodinero, subimos los impuestos, alguna mentira más, comedia, farsa, volvamos a subir los impuestos, mentiras...
Es mi opinión, y no me gusta haberla publicado aquí.
1 comentario:
gracias por la entrada.
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