En el fondo, son lo mismo

Este primer fin de semana en Madrid ha estado marcado por el fútbol: empezó el viernes, a las 20:00, con mi primera sesión como entrenador en Altamira. Aunque ya me habían avisado, pude comprobar yo mismo que habrá trabajo, ya que mis chicos vienen de jugar en fútbol-7, mientras que la mayoría de equipos contra los que nos enfrentemos llevan ya 2 años en fútbol-11. Pero bueno, la liga no empieza hasta el 16 de octubre y, hasta entonces, hay tiempo.

El sábado, después de que un catastrófico arbitraje tumbara al Girona en Alcorcón, vimos el Real Sociedad - Real Madrid en el Colegio Mayor. Este partido aburrido y en el que se vio poco fútbol terminó con el mismo resultado que el Atlético de Madrid - Barça, encuentro que, por el contrario, ofreció mucho fútbol y cantidad de ocasiones por parte de ambos equipos (hay que decir que este último partido lo vi en el Calderón, con lo que el punto de vista es radicalmente diferente).

Sin embargo, creo que entre estos dos equipos (Barça i Madrid), de los que se dice que tienen diferentes formas de entender el fútbol, hay más aspectos en común que diferentes: en primer lugar, sus rivales suelen cerrarse atrás y jugar duro, para evitar la fluidez del juego; otra cosa en común es que los árbitros, como seres humanos que son, dudan, y en esos casos suelen pitar favoreciéndoles a ellos, con el consiguiente cabreo de los aficionados de equipos menores; finalmente, y lo que más me molesta, es que estos dos supuestamente "grandes" equipos simulan faltas (Busquets es el ejemplo a seguir de los jugadores de Regional) y perdiendo tiempo, como si fueran equipos inferiores. Con el presupuesto que tienen, estos equipos están obligados a salir a ganar en cada encuentro, y a luchar desde el minuto 1 hasta el 90. Van contra el fútbol las chiquilladas de Alves, CR7 y compañía para perder tiempo; son profesionales, no jugadores de barrio (en teoría).

Para terminar de contar mi fin de semana futbolístico, el domingo por la mañana hice mi debut con el S.A.D. Altamira contra el C.F. Cátedra, con victoria por 4-1, en un campo de tierra que me recordó mis partidos con el Bell-lloc en los conflictivos campos de Sarriá o Sant Ponç.