miércoles, 8 de diciembre de 2010

Amor de hijo

Ayer por la noche asistí a la Vigilia de la Inmaculada a la Catedral de la Almudena, en Madrid. Fue una experiencia preciosa, con la catedral llena, y quiero mostraros algunos detalles que a mí me impresionaros (a lo mejor porque vengo de un pueblo pequeñito y no estoy acostumbrada a estas celebraciones multitudinarias):

Había hombres y mujeres; la edad de los presentes oscilaba entre los pocos meses de edad y los casi 100 años; gente de pie, sentada, arrodillada; blancos, negros, amarillos, mulatos; hombres con melenas, con coletilla, con cresta, sin pelo, repeinados con más gomina que Mitjatovic; mujeres con el pelo largo, corto, recogido en un moño, con trenzas, suelto; hombres con traje, sudadera, polo de Ralph Lauren, polo del mercadillo, chándal, zapatos limpios, zapatos sucios, deportivas, náuticas; mujeres con vestidos ajustados, vestidos hasta el tobillo, sudadera y vaqueros, repletas de joyas, con los brazos y el cuello desnudos, maquilladas, sin maquillar, botas, deportivas; y un largo etcétera.

Con esto, lo único que pretendo decir es que no hay un molde para cristianos, del que se saca un único tipo de personas. ¡NO! Igual que tampoco serán iguales todos los musulmanes, ni todos los judíos, ni todos los ateos. Cierto que hay cosas en común, ¡faltaría más!, pero, a la vez (y es lo realmente atractivo de cada religión), cada uno lo es a su manera.


Cuando terminó la Santa Misa, hubo un rato de Adoración al Santísimo. Seguía habiendo gente de pie, gente sentada, gente arrodillada. Algunos incluso se pusieron con la frente tocando el suelo, como para mostrar su deseo de servir al Señor.

Estómagos que rugen, gente que ríe, gente que bosteza, gente que tose, gente NORMAL.
Aquí os dejo una versión del Ave Maria de Gounod interpretada por Bobby McFerrin (para quien no lo sepa, es el de Don't Worry, Be Happy). Al principo está bastante rato hablando con el público, pero merece la pena escuchar la canción.


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