sábado, 4 de diciembre de 2010

Os recuerdo con cariño

Cuando vengo a pasar unos días a Catalunya (parece como si llevara muchísimo tiempo en Madrid...), aparte de saludar a la familia y a los amigos de escuela, me gusta pasar a ver a "mis" niños; los chavales a los que entrenaba el año pasado.
Me encanta porque es realmente gratificante ver que se acuerdan de ti, que todavía te aprecian, que sus padres se interesan por cómo te van las cosas en la capital...


Yo también les recuerdo con mucho cariño, y por esto voy a verles entrenar cuando estoy por aquí. Esta vez, sin embargo, me confundí de día y no pude verles. Por este motivo decidí pasar el sábado (hoy) y ver el partido, con lo que sólo he podido saludar a algunos de los chicos (están divididos en 2 equipos).
Después de hablar un rato con los padres me he informado de que este año los resultados no iban muy bien. Por ahora, todos los partidos perdidos y, habitualmente, de paliza. Alguno incluso se planteaba desapuntar a su hijo del equipo, aunque, a mi parecer, son un gran grupo que, si siguen juntos hasta llegar a fútbol 11, pueden lograr buenos resultados.
Con este panorama me he puesto a ver el partido y les he recordado a los chavales que no siempre podría ir a verles, así que hoy me tenían que dedicar una victoria.

Empieza el partido y una vaselina de Pau se convierte en el 1-0. Perfecto, esto empieza bien. A los pocos minutos un contragolpe muy bien tirado del otro equipo se convierte en el empate, pero no se vienen abajo los nuestros. Al contrario, siguen apretando y, en una falta, Marc mete un golazo por toda la escuadra. Final de la primera parte (juegan 4 partes de 10 minutos).
Al inicio del segundo tiempo un despiste defensivo vulve a darles la oportunidad a los contrarios de equilibrar el partido. Tenemos que seguir intentándolo. Cuando ya queda poco para la media parte, un pase largo de Pau lo coge Nacho, quien nos adelanta otra vez en el marcador con mucha sangre fría. Media parte.

Se me hace tarde. Tengo que irme, que si no perderé el tren. Voy al banquillo y me despido de los jugadores, animándolos a seguir igual y a dedicarme esta victoria. Uno de los niños se abraza a mi pierna y me pide que me quede hasta el final del partido. No puedo, pero me voy contento por esta muestra de afecto.

Espero que hayan ganado...

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