Se acercan los exámenes (para algunos ya han llegado) y la gente está agobiada.
Cuando estaba en Girona, me levantaba temprano para coger el bus que, en poco más de una hora me llevaba al colegio. Allí me encerraba de 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde. Después de esto, tenía varias actividades extraexcolares: entrenar a un equipo de 2º de primaria 2 días a la semana y partido el sábado por la mañana; entrenar con mi equipo otros 2 días y partido el sábado por la tarde; cantar con un coro los viernes; clases particulares de saxo una hora a la semana, y siempre, al terminar, unos 45 minutos para volver en coche a mi casa.
Como podéis suponer, cuando llegué a Madrid y me instalé en un Colgio Mayor que está a 15 minutos andando de la universidad, donde tenía 3 horas de clase de lunes a jueves (los viernes sólo tenía una hora), sentí un profundo desaprovechamiento del tiempo, ya que no necesitaba tanto tiempo para estudiar...
Así pues, empecé a buscar cosas que hacer, y me metí en Altamira a jugar y a entrenar a unos chavales de 12 años; estoy recibiendo clases particulares de canto; tengo prácticas los jueves y los viernes por la tarde... Todavía no he cogido el mismo ritmo que en Catalunya, pero algo es algo.
Lo único que quería decir con esta entrada era que el stress de los exámenes no depende únicamente del tiempo de que se disponga, porque yo me siento mucho más tranquilo que bastante gente con más tiempo para estudiar...
Tiene que haber algo más...
1 comentario:
¿Será que te da igual la nota que saques?
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